El 5 de mayo se celebró el día internacional de la celiaquía. Una enfermedad que no es maligna, pero sí requiere de muchos cuidados. Por eso, en esta noticia, te traemos los recaudos que hay que tener, cuando se trata con una persona celíaca, y cómo se diagnostican, ya que puede ser de nacimiento o en diferentes edades.
En esta oportunidad, te traemos información actualizada sobre este trastorno alimenticio de la celiaquía, y qué significa, tal y como aparece en el actual Protocolo de Diagnóstico Precoz de la Enfermedad Celíaca, publicado en mayo de 2018 por el Ministerio de Sanidad de España. Para llevar una mejor calidad de vida ante esta situación.
Actualmente la celiaquía se define como un trastorno sistémico de base inmunológica, causado por la ingesta de gluten y otras proteínas afines (trigo, avena, cebada o centeno), que afecta a individuos predispuestos genéticamente, y puede provocar síntomas digestivos y extradigestivos. Además es una enfermedad crónica que no se cura y se trata con dieta sin gluten.
"Es una enfermedad crónica que no se cura y se trata con dieta sin gluten".
La celiaquía es un proceso bastante frecuente, se estima que el 1 por cientos de la población española es celiaca, aunque más del 80 por ciento están aún por diagnosticar. El problema del infradiagnóstico se representa gráficamente con el denominado iceberg celiaco. Normalmente la primera prueba que se suele pedir es una serología para comprobar si el organismo ha fabricado anticuerpos. Ésta prueba, cuando es positiva indica que hay que seguir investigando, y cuando es negativa no debe descartar la enfermedad celiaca, por lo que habría que seguir haciendo otras pruebas. La prueba genética de la celiaquía, la biopsia del intestino y por último la respuesta a la dieta sin gluten, completan el protocolo de pruebas diagnósticas para confirmar la enfermedad.
Manipulación de los alimentos
Realizar una limpieza exhaustiva con agua caliente y jabón de las superficies y utensilios que vayamos a utilizar. No utilizar aceite en el que hayamos frito previamente productos con gluten, ya que esta proteína no se desintegra a altas temperaturas. Almacenar los productos sin gluten separados de los con gluten y tenerlos identificados de forma clara mediante etiquetas, pegatinas, envases de colores distintos, etc. Consumir alimentos certificados con el Sistema de Licencia Europeo (ELS), productos que se encuentren en la Lista de alimentos sin gluten o productos que lleven la mención “sin gluten” ya que por legislación deben contener menos de 20 ppm.